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jueves, 30 de junio de 2011

Bardo

Bardo. Un cantor urbano que le habla al mundo desde la ilusión de una suerte de poesía aguda y cínica. Milonga pura en los cromosomas y el Río de la Plata en armonías extrañas y rebuscadas de lo más natural y popular de la música latinoamericana. Noche. Ciudad. Intensión y extensión del Uruguay. Amplitud y actitud. Bardo.





















Otro 2 de enero, pero de algún año más lejano que el del post anterior, me llegó un regalo, esta vez de manos de Marcos: ese regalo era Bardo. Uno de los mejores regalos que me hicieron -relacionados con la música- en los últimos años, y quizás también en muchos más. Un disco increíble. Un músico increíble: Fernando Cabrera.

Cabrera tiene una historia larga y es extraño ubicarlo a él dentro de la nueva canción uruguaya, porque ya es de la vieja -o, al menos, de la mediana- canción. Pero Bardo, probablemente su disco más perfecto, más redondo, más acabado, es toda la canción uruguaya que este nuevo milenio nos pueda obsequiar.

Las canciones son tan cortas que vamos a escuchar 2. Por eso y porque no tengo ganas de elegir entre ellas.

Bardo. Te deja la sensación de una canción que nunca jamás se olvida.

Ay, con Cabrera, viva el Uruguay. Despacio por Las Piedras, despacio por La Paz.


Maridajes

Cuándo: en esta generación

Dónde: en algún hotel de todas las ciudades del interior

Cómo: disolventes




Fernando Cabrera - Diseño de interiores









Fernando Cabrera - Te miré hacer







martes, 28 de junio de 2011

Ventilar

Les había prometido que en cualquier momento volveríamos con un panorama de la nueva canción uruguaya en un post regalón y que junto con este otro habían anticipado, casi sin palabras, algo de dicha nueva canción uruguaya.
















Un 2 de enero de hace algunos años me encontró en Montevideo. El azar me hizo cruzar con la banda Cursi. Los busqué por la 18 de julio y encontré el disco Ventilar que andaban presentando por esos días. (Un tiempo después lo editaron en Argentina.)

No nos gustan las clasificaciones, pero si no clasificamos un poco, no hablemos. Hablar implica clasificar. Hay que tener cuidado con ello, y quizás tratar de utilizar este recurso lo menos posible, porque ante todo nos gusta la diversidad, claro, pero el lenguaje es ante todo clasificación, y si quieren venir a golpearme por ortodoxo, voy a pararme de manos acá con esta hipótesis clasificatoria y tengo a Foucault en guardia para defenderme. Somos dos amantes de la diversidad defendiendo la hipótesis, ojo, que además es en favor de la diversidad que lo hacemos, no seamos giles, no le hagamos el juego a la derecha por progres.

Haciendo esta aclaración, pienso que la nueva canción uruguaya se podría subdividir entre quienes hacen música moderna y quienes hacen música tradicional. Sí, así de clasificatorio y absurdo y simplón. La simpleza de algunas teorías nos permite complejizar por otras partes, ustedes lo saben muy bien.

Les decía que somos humanos y entonces subdividimos. Entre la nueva canción uruguaya moderna se encuentra Cursi. Un poco de rock, un poco de electrónica subyacente, un poco de funk y otro poco de canciones desnudas y bellas. Casi nada de milonga, casi nada de folk, casi nada de murga ni candombe. Más guitarras eléctricas que cuatros, más baterías que udus y más sintetizadores que acordeones. Pero con toda la uruguayidad en sus voces, en sus palabras y en sus ritmos (modernos, eh).

Escuchen y salgan a verlos. Alerta. Cursi. Un regalo que me hice alguna vez. Un poco de nueva canción uruguaya.

Maridajes

Cuándo: cuando sea necesario salir a ventilar

Dónde: en la 18 de julio o en el obelisco

Cómo: tranquilos, con el ritmo de esa gran ciudad con olores de pueblo



Cursi - Alerta







Árboles

Hoy, 28 de junio, es el día mundial del árbol.
Y nuestra sección Alegorías se satisface ecológicamente en realizar este biomusical homenaje a todas esas plantas que nos permiten hacer eso tan básico y vital que hacemos aún sin darnos cuenta: respirar.
Podríamos poner algún tema de Árbol, de Arbolito, de Mataplantas u otras verdes bandas (La Banda del Paraíso, ¿por qué no?), pero el homenaje es -siempre- con canciones y no con personas.
Creo que ya habíamos hablado del disco que Luis Alberto Spinetta les dedicó a los homenajeados.
En primer lugar la tierra misma sufriendo la pena de Atahualpa Yupanqui en la voz de Pedro Aznar, grabado en su disco del 2002, Parte de Volar, El árbol que tu olvidaste. Ese mismo árbol que quedó plantado y preguntándose si serás o no feliz. También me ha pasado a mí, cuenta Aznar el sufrimiento de Atahualpa.


Un poquito más luego escuchemos el tributo de Patricio Rey a El árbol del gran bonete: un árbol del que caen caros frutos prohibidos, donde el Dios represor no puede dar luces en la noche eterna. Pero desde el cual el gran bonete subvierte la relación y el límite celestial es de un Dios nuevo, mejor hecho y bajo el pulgar de los mortales. El fruto del árbol prohibido prohíbe al viejo Dios.


Finalmente ese gran clásico del rock argentino -tocado por todos- pero, claro, acá en su versión original. Una casa con 10 pinos en la armonía y la potencia de Manal y salido de la boca de Javier Martínez, modelo 1970. El éxodo un tanto hippie de los menos hippies del primer rock argentino. La huída hacia el sur, el lugar donde el lenguaje de los árboles ayuda a escapar del ruido infernal. ¿Para qué complicar?

Los árboles. La paz del silencio y el aire purificado. La alegoría de la voluntad y los tristes recuerdos. Y recuerdo a la hermosa uruguaya Ana Prada y su necesidad de barrer las hojas secas del árbol plantado en el jardín, tan Atahualpa, tan cercana y lejana a la vez. Adios.

Maridajes
Cuándo: el día del árbol
Dónde: en la tierra, en las raíces más profundas, en la savia
Cómo: plantados

jueves, 23 de junio de 2011

101

Hace un par de días, chajucito, el amante de las estadísticas, me recordó que habíamos subido el post número 100. Momento en el cual decidimos que este sería el 101: 101.
















Depeche Mode es una de las grandes bandas pioneras de la música electrónica. Como el tiempo en la vida es tirano, poco más de 2 décadas hacen que, en cuestiones electrónicas, tecnológicas, y sus derivadas consecuencias sociales (entre las que se encuentran, claro, las artísticas, estéticas y culturales) todo cambie radicalmente. Y aquella banda pionera ya no sea tanto, ni sea tan buena como lo era, ni nos atraiga tanto como cuando éramos tan jóvenes.

Pero este disco, 101 (léase one-o-one), nos hizo sacar sonrisitas mientras escuchábamos canción tras canción. Además de mover la patita, al ritmo, lógicamente.

El post 101 es para Depeche Mode y siguen las estadísticas que chajucito nos informará consecuentemente a medida que sea necesario.

Maridajes

Cuándo: justo en el post 101

Dónde: en este humilde blog

Cómo: sonriendo



Depeche Mode - Behind the wheel







sábado, 18 de junio de 2011

Oedipus Schmoedipus

Barry Adamson es un bajista inglés, pero su particularidad radica en que en cualquier disco suyo puede incluir piezas clásicas de jazz, baladas criminales, sonidos del pasado y colores brillantes del futuro.

Fue el lugarteniente de Nick Cave en The Birthday Party y en los primeros Bad Seeds. Por nuestro peligroso cariño al oscuro y denso australiano lo conocimos. Luego se hizo solista y acompañante de varios grandes músicos de toda calaña.















En Oedipus Schmoedipus Adamson cumple la función de excelso músico de jazz, de enfermo electro-rocker o de crooner psicodélico con muy pocas pulgas. Todos en uno.

Es oscuro y carente de pruritos en su búsqueda.

Es digno de obligarnos a detener unos minutos la marcha para ponernos en su ritmo, en su color, en su mundo.


Maridajes

Cuando: cuando estemos pensando sólo en eso

Dónde: en un cuarto, oscuro y placentero

Cómo: ansiosos y calmos al unísono




Barry Adamson - The sweetest embrace